Ecuador: Un muy buen ejemplo para la dolarización en la Argentina
Director del Instituto de Economía Universidad San Francisco de Quito pparedes@usfq.edu.ec
Es muy sano para Argentina (igual que lo fue en Ecuador en el periodo 1998/2000) que se haya abierto el debate sobre la dolarización. Y ciertamente la multiplicidad de opiniones es valiosa, por eso el mirar nuevamente la experiencia ecuatoriana aporta en esa dirección (ojalá). Aquí algunos puntos relativos a lo que he oído debatir.
Uno. Algunos dicen que se debe dolarizar luego de haber resuelto problemas fiscales y otros. Creo lo contrario: el tener una base sólida de estabilidad monetaria, permite (eventualmente) ir construyendo sobre esa base los puntales reales del desarrollo. Es al revés: no se necesita resolver el resto para dolarizar, sino que la dolarización sienta las bases para poder atacar el resto.
Dos. Algunos dicen que “la dolarización no puede salvar a la economía argentina”. Tienen razón: el dinero nunca es el eje de la creación de riqueza que sí lo son ahorro + inversión + productividad + instituciones (buen gobierno, educación, justicia, apertura al mundo, confianza colectiva). ¿Lo aprovechará la sociedad? Ojalá, pero en el peor de los casos es mejor tener el resto de problemas y haber resuelto uno (el monetario), que tener todos los problemas y además el monetario.
Tres. Algunos dicen que el dólar no es óptimo para Argentina, partiendo de la idea de las zonas monetarias óptimas. Tienen razón pero lo importante es estar claros que ninguna moneda es óptima sino que debemos preguntarnos: ¿qué moneda es más bien buena o más bien mala para la economía? El dólar es lo primero, el peso argentino lo segundo. Y en todo caso preguntarse ¿cuál es la probabilidad de que el peso argentino, dada la historia de muchas décadas, pueda volverse una moneda credible y “óptima”? Muy muy baja, obviamente.
Cuatro. ¿La dolarización debe tomar entre 1 y 2 años? Me parece un error, debe ser inmediata. En Ecuador lo fue: a 25.000 sucres por dólar se cambió todos los billetes y monedas sucres por dólar, y de la misma manera en el sistema financiero todos los activos y pasivos en sucres se dividieron para 25.000. Por otro lado los contratos laborales y de otro tipo se transformaron a dólares y hubo una operación de desagio bajo la cual se reajustó por una sola vez las tasas de interés de todas las obligaciones financieras, activas (al 16,8%) y pasivas (al 9.3%) (las tasas en sucres estaban por encima del 50%). En realidad la dolarización arrancó a inicios de Enero 2000, en Marzo se aprobó la respectiva base legal y se fijó en 12 meses el plazo máximo para la vigencia del sucre (la gran mayoría los cambió mucho antes) es decir durante 1 año se podían usar los sucres divididos para 25.000. Y los precios de bienes y servicios se ajustaron libremente en el mercado. La dolarización fue casi inmediata, la transición solo fue por razones prácticas y cada vez había menos sucres que en realidad eran “equivalentes-dólares”.
Cinco. ¿A qué tipo de cambio dolarizar? Se dice que al valor de mercado, no estoy seguro eso sea lo correcto, porque se trata de un mercado totalmente distorsionado por las intervenciones del gobierno. Se lo debe hacer al tipo de cambio que permita intercambiar los pesos que tienen los actores económicos por los dólares que tiene el Banco Central, dejando ahí una cierta cantidad de dólares que permitan atender alguna eventual emergencia quizás 1% del PIB (ya no sería una reserva monetaria porque al dólar no hay que respaldarlo, sino una reserva como capital de trabajo).
Seis. ¿Hay otros problemas que resolver? Sin duda, pero deben tener su propia lógica y no retrasar el proceso. Por ejemplo las deudas entre Banco Central y Gobierno, o entre Banco Central y sistema financiero.
Siete. ¿Es necesario mantener el Banco Central? En Ecuador se lo hizo, pero hubiera sido mejor que no porque no es necesario. Los recursos de liquidez del sistema financiero, lo pueden manejar ellos mismos bajo regulación del Gobierno en cuanto a los porcentajes mínimos. De la misma manera la cámara de compensación. Y los recursos del estado, su capital de trabajo o ahorro, pueden estar en cualquier banco estatal o privado.
Ocho. Pasaría en Argentina lo que en Ecuador.
*Baja de la inflación hacia el 2-3%, luego de un período eventual de ajuste de precios relativos. Y con esto una ampliación impresionante del horizonte económico.
*Una sociedad en que las personas de menores ingresos ya no se manejan con la moneda mala y las de altos ingresos con la buena, estando los primeros sujetos a las tempestades económicas. Se eliminó así una enorme inequidad.
*Una sociedad en que los políticos y sus cercanos ya no pueden usar la inflación y la devaluación en su beneficio y en detrimento de los demás.
*Una barrera para que las malas políticas económicas (que ciertamente no desaparecen con la dolarización) no se conviertan en inflación, devaluación y enorme incertidumbre.
*La competitividad ya no se da a través de devaluaciones, sino vía esfuerzos de productividad y la estabilidad que es un enorme incentivo para emprender. Ejemplo, el tener un balance empresarial en moneda dura y no sujeto a los vaivenes cambiarios es un gran activo. Es así como las exportaciones no petroleras ecuatorianas se han multiplicado por 4 en los 23 años de dolarización.
*Ciertamente se pierden instrumentos para enfrentar shocks externos, pero se pueden crear otros como los salarios variables o la acumulación de ahorros en épocas de bonanza. Pero nuestros países están sobre todo sometidos a shocks internos (propios) que no se arreglan con creación monetaria sino que más bien empeoran.
Nueve. La dolarización ni es una panacea ni es perfecta (genera también dificultades), pero ciertamente abre la puerta a un mejor futuro.