En una supuesta “clase magistral” difundida por la TV pública, la Vicepresidenta en ejercicio, Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, se refirió a la dolarización y a la propuesta para implementarla que elaboré junto con Nicolás Cachanosky. Como me identificó por nombre y apellido me veo en la obligación de responderle.
Con su “clase magistral” la Vicepresidenta pretende confundir a la opinión pública, proponiendo un sinnúmero de inexactitudes, falsedades y tergiversaciones.
A continuación procederé a refutar algunas que me conciernen directamente. En negrita figuran las afirmaciones de la Vicepresidenta y a continuación mi respuesta.
CFK: “¿Qué fue esa convertibilidad? Nos dijeron que un peso era igual a un dólar. Fue la dolarización de la economía.”
Equiparar a la Convertibilidad de los noventa con una dolarización es un error imperdonable para un estudiante universitario del CBC. La Vicepresidenta no ha sido bien asesorada.
Bajo un régimen de convertibilidad los pesos siguen circulando, pero son convertibles a dólares a un tipo de cambio fijo. En el sistema bancario coexisten pesos y dólares.
Bajo una dolarización los pesos dejarían de existir. Todas las transacciones, incluido el pago de sueldos, se harían directamente en dólares. Todos los depósitos y préstamos serían en dólares. El tipo de cambio desaparecería.
Una diferencia importante entre ambos sistemas es que la dolarización es más difícil de revertir. Argentina abandonó la Convertibilidad en la crisis del 2001, mientras que en Ecuador la dolarización sobrevivió al populismo de Correa, la crisis financiera global de 2008, dos defaults de deuda soberana (2008 y 2020), la reversión de los términos del intercambio, el terremoto del 2016 y la crisis del Covid.
En El Salvador la dolarización, implementada en 2001, también ha sobrevivido una variedad de shocks internos y externos. Entre ellos el plan del presidente Bukele de reemplazar al dólar con el bitcoin.
En Panamá, la dolarización ha superado el siglo de vida y sobrevivido dos guerras mundiales, la Gran Depresión, la crisis internacional del petróleo y una invasión norteamericana (1989).
CFK: “Esto significaba una disciplina fiscal muy dura”
Justamente porque el sistema político argentino carece de disciplina fiscal y gasta mal y en exceso, es que ha tenido que recurrir a la emisión monetaria para financiar los déficits fiscales recurrentes que generan sus políticas.
Esta es la principal razón por la cual el peso ha sufrido una constante pérdida de valor y el país ha tenido que enfrentar recurrentes crisis cambiarias. Es por esta razón que hoy estamos debatiendo una dolarización.
Es necesario enfatizarlo: quienes más pierden con la inflación son los más pobres que no tienen manera de proteger su poder adquisitivo. Los ricos ya están dolarizados. La constante desvalorización del peso no los perjudica, sino que los beneficia, ya que en dólares todo les resulta más barato.
Nuestra propuesta es una respuesta a la incapacidad manifiesta de la dirigencia política argentina de atenerse a la restricción presupuestaria. Proponemos proteger la moneda, y por lo tanto, los ahorros de los argentinos, evitando su destrucción vía el aumento de los precios.
La Vicepresidenta se equivoca cuando dice que bajo una dolarización el gobierno no puede aumentar el gasto y el déficit. La única diferencia es que tiene que hacerlo con recursos genuinos o endeudándose en el mercado de capitales. Lo que eliminaríamos con una dolarización es la posibilidad de que puedan confiscar parte de los salarios de los trabajadores con inflación, que no es más que un impuesto regresivo y no legislado.
Bajo el kirchnerismo, la Argentina nunca tuvo acceso a los mercados de capitales. Es decir, que bajo las políticas que propone la Vicepresidenta la Argentina no tiene más opción que recurrir a la emisión monetaria o a la confiscación de los ahorros o ingresos privados para financiar el gasto extravagante con el que la Vicepresidenta y sus aliados, incluido el presidente Alberto Fernández, buscan perpetuarse en el poder.
Una de las grandes ventajas de la dolarización es que aísla al sector privado de las crisis financieras del sector público. Como se puede ver en los gráficos, bajo la dolarización Ecuador no mantuvo de manera consistente la disciplina fiscal. Fue justamente durante la presidencia de Rafael Correa (2007-17) que comenzó el descalabro.
Correa, amigo dilecto de la Vicepresidenta y entusiasta defensor del chavismo, recurrió a todo tipo de artimañas para financiar los déficits fiscales en que Ecuador incurrió bajo su gobierno. Entre otras cosas, se apropió de las reservas que los bancos mantenían en el Banco Central del Ecuador. También se endeudó a altas tasas de interés pre-vendiéndole petróleo a China. Sin embargo, el costo macroeconómico del populismo correísta fue significativamente menor con la dolarización.
CFK: “Pero primero hubo que capturar todos los plazos fijos y el déficit cuasi fiscal. Este fue el Plan Bonex 89… El entonces ministro de economía Erman González anuncia que nadie iba a poder retirar los plazos fijos del banco… Ese Plan Bonex que significó que cuando vos ibas al banco en lugar de darte la plata de tu plazo fijo te daban un bonito, se pagó despues recién a los diez años en el 99. En virtud de ese Plan Bonex, después el señor de ojitos claros pudo anunciar la famosa Convertibilidad 1 año y pico después. Esta es la historia de la Convertibilidad (…) que es la historia de la dolarización (…) Hoy nos vienen a proponer lo mismo y estamos todos discutiendo lo que fracasó hace ya más de 20 años. (…) Seguramente va a decir que la convertibilidad no es igual que la dolarización, claro no, es mucho peor la dolarización.
Este párrafo contiene errores en prácticamente cada oración. El Plan Bonex fue implementado en enero de 1990 más de un año antes que la Convertibilidad.
Los bonos son activos financieros que tienen cotización en el mercado, por ende no importa cuando es su vencimiento sino cuál es su paridad (o precio). El Plan Bonex fue mal implementado y provocó pérdidas a los depositantes porque la paridad de los bonos canjeados cayó de 50% a 20%. Pero dos años después la paridad era de 80%. Quienes se quedaron con bonos ganaron dinero.
No es necesario, ni recomendable repetir esa experiencia bajo una dolarización o bajo cualquier otro plan de estabilización. Lo hemos explicado en detalle en nuestro libro y nuestro blog.
Que la Convertibilidad no fue una dolarización es obvio. Caso contrario el peso habría dejado de existir. La Convertibilidad fue un mecanismo ideado para darle solidez al peso luego de que las hiperinflaciones de 1989-1990. Pero muchos políticos argentinos, especialmente Raul Alfonsín y Eduardo Duhalde, no querían que hubiera límite alguno a su irresponsabilidad fiscal. Consecuentemente decidieron terminar con la Convertibilidad en enero de 2022 mediante una confiscación de depósitos de mucho mayor magnitud que la del tan denostado Plan Bonex.
Nuestra propuesta de dolarización respetaría los contratos y la propiedad privada, es decir, evitaría que los ahorros de los depositantes sean confiscados una vez más. Con una dolarización como la que proponemos los depositantes estarían en una situación mucho más favorable que la que enfrentan actualmente. Y no sería debido a ningún subsidio o favor especial del Estado.
La gravedad de la crisis del 2002 se debió fundamentalmente a las políticas económicas que adoptó el gobierno de Duhalde. Medidas como el “corralón”, la mega devaluación del peso y la pesificación asimétrica causaron enorme daño e implicaron una violación flagrante de los derechos de propiedad. En 2002 la economía se contrajo 11%, provocando una de las crisis más grandes de la historia argentina.
Por último, la Vicepresidenta parece sufrir de amnesia. Durante los noventa tanto ella como su marido ponderaron a Cavallo y la Convertibilidad.
CFK: “Porque de la Convertibilidad salimos, y miren lo que pasó”
Salimos de la Convertibilidad gracias a Raúl Alfonsín y Eduardo Duhalde. La Convertibilidad fracasó debido fundamentalmente a la incertidumbre política que alentaron ambos dirigentes antes y durante la presidencia de Fernando de la Rúa.
La crisis del 2002, una de las peores en la historia argentina, fue consecuencia directa de las medidas adoptadas por el gobierno de Duhalde. Creyeron incorrectamente y contra de la evidencia que la devaluación sería “reactivante” y en vez provocó una brutal recesión.
A Ecuador le ha ido muy bien con la dolarización. Han tenido más de 20 años de estabilidad monetaria con un modesto crecimiento económico. Ha caído la pobreza y la indigencia y han aumentado los salarios y las jubilaciones. Al revés que la Argentina. Y los ecuatorianos están muy contentos con el dólar. Ningún político se atreve a cuestionar la dolarización porque perdería en las elecciones. Los ecuatorianos pueden ahorrar en dólares y conseguir préstamos a largo plazo para comprarse una vivienda, algo quimérico en la Argentina.
Mientras que comprar una vivienda de 100 m2 cuesta 1187 salarios mínimos en la Argentina sólo cuesta 267 en Ecuador.
CFK: “Imagínense un país en el cual se carezca de política monetaria y política cambiaria. Un país donde nuestros principales socios comerciales por ejemplo Brasil y China un día devalúen el yuan y el real y nosotros no tengamos herramienta monetaria porque tenemos moneda dura. Sin política monetaria, sin política cambiaria”
Imagínense un país del tamaño de la Argentina con política fiscal, monetaria y cambiaria y con una inflación de más del 100% anual. No existe.
No hay en el mundo ningún país comparable en PBI o PBI per cápita con una historia inflacionaria similar a la de la Argentina. Y la inflación es consecuencia directa de la política económica adoptada por sucesivos gobiernos, especialmente la del kirchnerismo.
Comparar los límites que impone el mundo real a una dolarización con los beneficios de una política monetaria y cambiaria sensata, pero inasequible para la Argentina porque a los políticos no les conviene, es caer en la falacia de Nirvana. Es decir, comparar una solución imposible de implementar con una viable.
Hay que comparar a la dolarización con las otras alternativas que tienen posibilidad de ser implementadas en la Argentina.
Es obvio que un banco central independiente y competente que aplique reglas de intervención óptimas sería mejor que una dolarización. También es obvio que en la Argentina ese escenario es utópico.
El Banco Central fue fundado en abril de 1935 y en sus casi noventa años de historia tuvo sólo dos períodos duraderos de relativa independencia: desde su fundación hasta junio de 1943 y desde septiembre de 1992 hasta abril de 2001. Quien puso fin a este último período de independencia con un decreto arbitrario fue el presidente más respetuoso de las instituciones que hemos tenido desde 1983.
Una evaluación sensata de la dolarización debe partir de una evaluación realista de las alternativas para eliminar la inflación que se podrían realmente implementar y no serían revertidas por el próximo gobierno populista.
Insisto, la Argentina no tiene la opción de elegir entre una dolarización y un banco central independiente y competente. El conjunto de opciones asequibles incluye: a) la dolarización, y b) una variedad de reformas monetarias con un banco central errático y subordinado al poder político. La independencia del banco central no se resuelve por ley. En los últimos 30 años el Poder Ejecutivo ha violado impunemente las leyes. Nada asegura que no volverá a hacerlo.
La “sintonía fina” de la política monetaria es como cirugía de alta complejidad. Requiere un profesional altamente competente, no uno borracho y miope que puede terminar matando al paciente. Ni siquiera en los países avanzados los bancos centrales son infalibles. De hecho, la evidencia sugiere que son fuente de inestabilidad financiera.
CFK: “ y además dependiendo de una moneda de una economía como la de EEUU que es absolutamente competitiva con la Argentina. Mientras que la economía de Ecuador por ejemplo (…) es absolutamente complementaria a EEUU por materia prima, por remesas. Argentina tiene una matriz competitiva con la matriz productiva de Estados Unidos.”
“El sector siderúrgico y petroquímica de Estados Unidos compite con el sector siderúrgico y de petroquímica de Argentina. Son competitivos. Nosotros somos un país industrial, con energía nuclear, con sector desarrollado.“
Otra serie de afirmaciones inexactas. Estados Unidos es el cuarto exportador de petróleo a nivel mundial y el petróleo es el principal producto que exporta Ecuador. O sea que no son economías complementarias sino competitivas.
En segundo lugar, las remesas no son importantes en Ecuador (aunque son muy importantes en El Salvador).
Siguiendo el argumento de la Vicepresidenta una innumerable cantidad de países no podrían tener una industria siderúrgica y petroquímica. La competitividad no depende de la capacidad del banco central de devaluar la moneda. Caso contrario seríamos una potencia industrial, ya que en los últimos cincuenta años, ninguna otra moneda se ha devaluado tanto como el peso (excepto la de Brasil).
Los empresarios argentinos están en condiciones de competir con los de cualquier país del mundo si el Estado les saca de encima las innumerables regulaciones y restricciones que impiden su desarrollo, reduce la carga impositiva y flexibiliza las condiciones de empleo.
Lo que reduce la competitividad de los empresarios argentinos no es el tipo de cambio, sino la inestabilidad de precios, los cambios abruptos en las reglas de juego, la maraña de regulaciones y controles que impone el Estado, el alto costo laboral y la corrupción. Eso es lo que hay que corregir.
La productividad de la economía argentina se encuentra en los niveles de la década de 1950. Con una moneda estable, nuestra productividad crecería a tasas mucho más altas que en Estados Unidos.
CFK: “La dolarización se presenta como la respuesta y la solución a la inflación”
Esta es la única afirmación cierta del discurso de la Vicepresidenta. La dolarización es la solución más efectiva para eliminar la inflación.
Pero lograría mucho más. Como en el caso de Ecuador, permitiría revertir décadas de inestabilidad y estancamiento de la economía argentina.
Una dolarización no es una condición suficiente para producir este cambio, pero es condición necesaria. La historia demuestra que sin estabilidad de precios es políticamente imposible avanzar con un programa integral de reformas estructurales.
Sin estabilidad de precios duradera es imposible que la economía crezca de manera sostenida. Para conseguir esa estabilidad es necesario un plan creíble, es decir, que una mayoría de la población crea que el gobierno realmente va a hacer lo que promete. El problema en la Argentina es que tantas promesas incumplidas hacen difícil que la gente le crea incluso a gobernantes bien intencionados. Los grupos de intereses se imponen y logran revertir cualquier política cuando atenta contra sus intereses. La ventaja de una dolarización bien diseñada es que sería más creíble que cualquier otra alternativa. Por lo tanto sería más efectiva en eliminar la inflación. Cualquier política económica que carezca de credibilidad a lo máximo que puede aspirar es un “veranito” seguido por un invierno largo y duro. Hay que evitar el baile caribeño de dar un paso para adelante y dos para atrás. La reversión de políticas “buenas” acelera la decadencia y potencia el desaliento.
Hay alternativas a la dolarización, pero sus chances de éxito son bajas. Cada una de ellas tiene costos y beneficios. Como sugiere el título de nuestro libro, la dolarización es una solución para Argentina, no la única. A diferencia de otras soluciones, sin embargo, una dolarización como la que proponemos tendría menos chances de fracaso. Creemos que la sociedad argentina no está en condiciones de soportar otro fracaso. El nivel de tolerancia al fracaso es muy bajo.
Quienes defendemos la dolarización como una propuesta a ser seriamente considerada no buscamos soluciones mágicas ni tomamos posturas populistas. Lo que buscamos es dar un shock institucional que ponga al país en un nuevo sendero de crecimiento, un sendero que a su vez debe ser lo más difícil de revertir por la dirigencia política.
https://dolarizacionunasolucionparaargentina.com/post/2022-10-13/
“y si vemos lo que pasa en Ecuador (…) la inflación no para con una dolarización”
Esta es otra mentira descarada de la Vicepresidenta Fernández.
Los kirchneristas son muy afectos a los gráficos distorsivos (recuerden cuando el gobierno mostraba un gráfico torcido para convencer al público que la deuda pública estaba cayendo en vez de aumentando).
Subestiman a los argentinos y pretenden engañarlos presentando cifras fácilmente refutables.
Veamos qué pasó con la inflación en Ecuador.
En 2022 la tasa de inflación en Ecuador fue inferior a la de Estados Unidos (3,7% versus 6,5%).
Desde enero 2002 hasta diciembre 2022 la tasa anual de inflación promedio en Ecuador fue de 3,3% y en Estados Unidos fue 2,5%. En contraste, la tasa anual de inflación de la Argentina en ese período fue 30,5%, la de 2022 fue 94,8% y se espera que la de 2023 exceda 100%.
Desde el año 2000 el salario promedio en dólares en Ecuador se multiplicó por 10 y el salario real prácticamente se duplicó.
El salario industrial a dólares en la Argentina durante la Convertibilidad ajustado por la inflación de EEUU promedió 1.500 dólares. En 2022 era menos de la mitad. Los salarios reales vienen cayendo en picada desde hace siete años.
La participación de los asalariados en el PBI es prácticamente idéntica en ambos países (algo superior en Ecuador según las últimas estadísticas).
CFK: “Evolución de la deuda: Ecuador empieza con una deuda en PBI que presenta 24% y hoy está en 62% (…) porque como no emite moneda (…) no hay posibilidad de que tenga política monetaria”
Este uno de los comentarios más absurdos de la Vicepresidenta. La Argentina tiene política monetaria y puede emitir moneda y tiene un ratio de deuda/PBI superior al de Ecuador.
Como muestra el gráfico de arriba, en Ecuador la deuda aumentó porque durante diez años gobernó un amigo de la Vice Presidenta, el Sr. Rafael Correa, que aumentó tanto el gasto público como el déficit fiscal. Gastar más que lo que se recauda es lo que lleva a un país a mayor deuda o mayor inflación.
CFK: “Como por ejemplo la tuvimos cuando el tema del Covid donde sin acceso a los mercados de capitales, la Argentina emitió para poder hacer frente a los gastos que significaba vacunas, salud, etc. Claro que eso, una emisión de 8/9 puntos del PBI, provoca un proceso inflacionario, como pasó en todo el mundo”
Otra mentira descarada. En Ecuador la inflación no aumentó con la crisis del Covid. Y la actividad económica se ha recuperado tan rápidamente como en la Argentina.
Sin política monetaria y cambiaria Ecuador ha enfrentado mejor que la Argentina los shocks externos del siglo XXI, incluyendo el Covid.
https://dolarizacionunasolucionparaargentina.com/post/2022-05-24/
CFK: “(…) Ese señor que está, Emilio Ocampo, es el economista que eligió el dirigente político que está proponiendo la dolarización en Argentina. Yo sustraje del reportaje la parte donde explica cómo va a hacer para, sin tocar la plata de nadie, ni sacarla nada a nadie, sustituir el circulante, los pasivos del Central y demás. (…) Yo me pregunté, ¿cómo que quieren transferir el Fondo de Garantía de los jubilados? ¿Qué tiene ese FGS? Ese fondo tiene muchos bonos, pero también otras cosas. El FGS tiene participación accionaria en las principales empresas argentinas. (…) ¿Por qué tiene todo esto? Porque durante la época en que se privatizaron en las AFJP los recursos de los trabajadores, muchos de esos recursos fueron prestados a las principales compañías argentinas. (…) Tomaron la plata de los jubilados y se la prestaron a Banco Macro, etc. (…) Nunca se supo eso. (…) Quieren llevar este capital a un fideicomiso al exterior para la recompra barata de las acciones a precio de remate. Esto es me parece, alguna de las intenciones.”
Si la Vicepresidente tenía dudas respecto de nuestra propuesta me podría haber preguntado. Es muy fácil contactarme. Prefirió la chicana y la tergiversación.
Es importante además aclarar un par de cosas que omite mencionar la Vicepresidenta.
El FGS se constituyó luego de la decisión de la entonces Presidenta Cristina Kirchner de confiscarle a los aportantes al sistema de las AFJP los ahorros que tenían acumulados. No es un fondo de los jubilados. Y si lo fuera lo han manejado tan mal como las jubilaciones.
En septiembre 2008 cuando se tomó la decisión de estatizar las AFJP, esos ahorros equivalían a 30.000 millones de dólares. Si actualizamos esta cifra por la inflación de Estados Unidos desde entonces hoy deberían equivaler al menos a U$S42.281 millones.
Ni siquiera sabemos cuál es el valor actual de las inversiones del FGS porque publica información muy de vez en cuando. La última vez fue en agosto de 2022. A esa fecha su cartera de inversiones sumaba US$28.388 millones. Es decir, casi 14.000 millones de dólares menos que los que tenían las AFJP al momento de ser estatizadas por Cristina Kirchner.
Pero esta pérdida subestima el costo para los contribuyentes. En los últimos meses el gobierno forzó al FGS a canjear parte de sus bonos en dólares por nuevos bonos. Probablemente el valor de sus inversiones es significativamente menor que en junio de 2022.
Además de confiscar los ahorros acumulados en las AFJP, entre 2008 y 2015 el gobierno de Cristina Kirchner aportó al FGS el equivalente a 11.400 millones de dólares (ajustados por la inflación norteamericana). Es decir, que la pérdida para los que pagamos impuestos (directos o indirectos) ha sido de casi 20.000 millones de dólares, casi 20% de lo que el Gobierno Nacional le debe a inversores privados en bonos globales.
Es decir que el FGS ha servido para perder nuestro dinero de manera lastimosa. Y sí. La moneda en la cual hay que medir sus resultados es el dólar. Después de todo más de la mitad de la deuda del Estado Nacional está denominada en esa moneda.
También hay que tener en cuenta el costo de oportunidad, que fue cuantioso. Si en septiembre de 2008, Cristina Kirchner hubiera creado un verdadero fondo anti-cíclico que hubiera invertido sus fondos de manera diversificada en los mercados de acciones de Estados Unidos hoy el valor de sus activos ascendería a más de 100.000 millones de dólares. Para poner esta suma en perspectiva, se podría haber cancelado toda la deuda del Estado Nacional con bonistas internacionales.
La Vicepresidente no entiende nuestra propuesta o la tergiversa de mala fe. La idea de que proponemos vender las acciones del FGS a precio de remate es absurda. Justamente lo que busca nuestra propuesta es que el Estado Nacional no deba vender activos a precios de remate. Es decir, todo lo contrario a lo que hizo ella cuando tuvo el gobierno a su cargo.
El fideicomiso en el exterior es para asegurarnos que los políticos argentinos no puedan “manotear” los recursos que confiscaron a los argentinos que trabajan y pagan impuestos y darle usos improductivos. Nuestra propuesta consiste en darles un buen uso: repagar la enorme deuda que tiene el banco central, que hoy asciende a más de 30.000 millones de dólares.
En Conclusión…
La Vicepresidenta Cristina Elisabet Fernández quiere retener para sí el privilegio de ahorrar en dólares pero no está dispuesta a que el resto de los argentinos dolarice sus ahorros. Eso denota una gran hipocresía.
La Vicepresidenta no entiende que la dolarización hoy es el mejor camino debido al desastre económico que provocó el kirchnerismo. Si su marido en 2005 hubiera optado por el camino de la sensatez hoy no estaríamos hablando del dólar. Tuvieron las mejores condiciones internacionales de los últimos ochenta años y no sólo desaprovecharon la oportunidad sino que hundieron la economía a una estanflación que lleva mas de una década.
La vida de la vice presidente es una clase magistral en el arte de gobernar en pos del autoenriquecimiento. La dolarización pondría cierto control a ese estilo cleptocratico de gobernar.