Tyler Cowen in Favor of Dollarization
Last August in his Bloomberg column Tyler Cowen, Director of the George Mason University’s Mercatus Center, made a strong case in favor of dollarization. Link here. More recently, on November 5, he wrote again about the subject. See link here. (Spanish version here).
For non-suscribers the August article can be read via Buenos Aires Times. See link here.
A free translation of this article is provided below for Spanish speakers.
La Argentina debería Dolarizar
22 de agosto de 2023
Tyler Cowen
El principal candidato presidencial de la Argentina, Javier Milei, tiene algunas ideas poco ortodoxas sobre economía (quiere abolir el banco central), política (es libertario) y mascotas (tiene cinco perros clonados). Una de sus propuestas, sin embargo, es de simple sentido común: dolarizar la economía argentina.
El argumento a favor de la dolarización es simple: desde 1980, según una medida, la Argentina ha tenido una tasa de inflación anual promedio de más del 200%. Parte importante de la economía ya se ha movido hacia el uso de dólares y, en algunos casos, de criptomonedas. ¿Por qué no ir hasta el final y dar a la economía una moneda estable, una que sus políticos no puedan manipular? A los argentinos les resultaría más fácil salvaguardar sus ahorros, los cálculos económicos serían más fáciles y se alentaría a los inversores extranjeros.
Además, se espera que el peso caiga un 70% el próximo año, lo que no es una señal de un cambio de rumbo. Por las razones que sean, la economía política argentina tiene algunas características que no conducen a la estabilidad monetaria y la responsabilidad fiscal, por lo que es poco probable que un mayor ajuste resuelva el problema. Es necesario dar un paso drástico.
Tres economías latinoamericanas —Panamá, Ecuador y El Salvador— ya están dolarizadas. Si bien los resultados han variado, siendo la economía de Panamá la que tuvo mejor desempeño, la dolarización per se ha funcionado para los tres: pasaron de regímenes de inflación periódica muy alta a una relativa estabilidad monetaria. En el corto plazo no parece probable que alguno de estos países vuelva a imponer una moneda propia.
Hay algunos argumentos bien conocidos en contra de la dolarización, pero la mayoría de ellos se basan en malentendidos o en ilusiones sobre lo que Argentina puede lograr sin dolarización.
Por ejemplo, si un país se dolariza, renunciaría a la opción de obtener ingresos por señoreaje que genera su propia inflación y, en cambio, cedería esos ingresos a la Reserva Federal de Estados Unidos. Esto sería preocupante si el banco central se condujera de manera responsable. Pero en el caso de la Argentina, eliminar los ingresos por señoreaje que genera la inflación es exactamente lo que se busca alcanzar con una dolarización.
Otro argumento es que lo que es mejor para la economía estadounidense, en términos de oferta monetaria y política macroeconómica, no es necesariamente lo que es mejor para la Argentina, una economía distante y sólo tangencialmente conectada a la de Estados Unidos en términos comerciales. El punto tiene sentido en abstracto. En realidad, sin embargo, la dolarización es mucho mejor que la alternativa: la hiperinflación galopante.
Algunos han sugerido que Argentina ya intentó la dolarización en la década de 1990, al vincular su moneda al dólar. Pero esa fue una mera promesa, y la promesa de convertibilidad se rompió de manera bastante espectacular, lo que llevó a una eventual reanudación de la hiperinflación. En 1999, la propuesta de dolarización del entonces presidente argentino Carlos Menem fue rechazada.
Lo que Argentina necesita es una dolarización genuina, bajo la que el gobierno no tenga una forma sencilla de volver a la irresponsabilidad monetaria. La dolarización literal, más que una mera paridad, es una política creíble.
Otra preocupación, más significativa, es que la dolarización supondría un enorme costo inicial para el gobierno argentino: alguien tendría que conseguir todos los dólares necesarios para reemplazar el peso. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la economía argentina también estaría adquiriendo un activo valioso, a saber, dólares. El costo neto debe ser cero. Siendo realistas, la adquisición de los dólares debería resultar positiva. El gobierno argentino necesita invertir en el futuro de sus ciudadanos, e introducir una moneda estable es una de las mejores maneras de hacerlo.
La dolarización podría requerir grandes ajustes fiscales, aunque solo sea para acumular los dólares para que funcione, y eso podría generar incertidumbre en la política argentina. Se trata de un riesgo real, pero es necesario sopesarlo contra a los riesgos políticos de una continua hiperinflación. Al menos la dolarización ofrece alguna posibilidad de éxito eventual.
La Argentina sigue siendo una de las naciones más ricas de América Latina, pero en términos relativos ha ido perdiendo terreno desde la década de 1920, cuando era una de las naciones más ricas del mundo. Su sistema educativo sigue siendo sólido, por lo que las cosas no son desesperadas, pero necesita una política pública mucho mejor. A estas alturas, no hacer nada, o seguir por el mismo camino, es más arriesgado que hacer algunas reformas radicales.
Una digresión para norteamericanos: muchos libertarios en los Estados Unidos no saben lo afortunados que son. Les encanta despotricar contra la Reserva Federal, y algunos de ellos pronostican la desaparición del dólar, quizás a través de una hiperinflación en Estados Unidos. Ahora un candidato libertario real en otro país logra cierta tracción política, y su propuesta política más relevante es elevar el estatus del dólar. Tal vez el siguiente paso para los libertarios estadounidenses no sea despotricar contra la moneda estadounidense, sino considerar qué otras naciones deberían dolarizar.