Desde hace varios siglos los economistas sabemos que existe una relación entre el régimen cambiario que adopta un país y su régimen monetario. Con libre movilidad de capitales, un régimen de tipo de cambio fijo implica una regla monetaria específica: las variaciones en la oferta de dinero reflejan entradas o salidas de capitales. En contraste, un régimen de tipo de cambio totalmente flexible admite una variedad de reglas monetarias e incluso la ausencia de cualquier regla, es decir admite una variedad de tasas de inflación. Desde hace décadas los economistas también sabemos que ciertas combinaciones de regímenes cambiarios y monetarios son teóricamente incompatibles. Por ejemplo, cuando hay plena movilidad de capitales no es posible mantener una política monetaria autónoma con un régimen de tipo de cambio fijo.
Share this post
Inflación y régimen cambiario
Share this post
Desde hace varios siglos los economistas sabemos que existe una relación entre el régimen cambiario que adopta un país y su régimen monetario. Con libre movilidad de capitales, un régimen de tipo de cambio fijo implica una regla monetaria específica: las variaciones en la oferta de dinero reflejan entradas o salidas de capitales. En contraste, un régimen de tipo de cambio totalmente flexible admite una variedad de reglas monetarias e incluso la ausencia de cualquier regla, es decir admite una variedad de tasas de inflación. Desde hace décadas los economistas también sabemos que ciertas combinaciones de regímenes cambiarios y monetarios son teóricamente incompatibles. Por ejemplo, cuando hay plena movilidad de capitales no es posible mantener una política monetaria autónoma con un régimen de tipo de cambio fijo.